No volvería a tocarte
porque caería sin remedio entre tus brazos
tampoco osaría besarte,
pues con más premura tu cuerpo tomaría.
Me cuesta verte a los ojos,
siento caer en el torbellino del deseo,
de donde dudo salir sin probar,
cada punto de tu cuerpo.
No imagino volver a tu lado,
aunque lo deseo más que a nada en este mundo,
me conoces tan bien que sin quererlo
me harías tanto daño
que mi vida esta vez vería
desaparecer sin reparo.
Mujer que te tengo dentro de mí todo
y aún así no te llevo
vivo mi día y tu recuerdo ilumina
y oscurece mis quehaceres
como luz divina intermitente.
Como lo que por vos sentí
nunca más lo repetí
te extraño, aunque tu cercanía
pueda representar otra gran caída.
Existe la esencia, ahí está el amor,
tan inalcanzable como tú misma,
cual estrella matutina en la lejanía.
Te quiero decir y gritar,
que lo que quisiera tanto no será,
que puede más el miedo que el deseo,
de tenerte conmigo y no entender,
que dos mujeres somos,
pero no domables, no sumisas, no estables.
Mas bien algo locas,
la una por la otra
y sin saber que hacer,
con tanto sentimiento
y tan poco tiempo.
No volvería a tocarte, ni verte
pero daría la vida por volver a hacerlo.
Nunca te olvidaré.
porque caería sin remedio entre tus brazos
tampoco osaría besarte,
pues con más premura tu cuerpo tomaría.
Me cuesta verte a los ojos,
siento caer en el torbellino del deseo,
de donde dudo salir sin probar,
cada punto de tu cuerpo.
No imagino volver a tu lado,
aunque lo deseo más que a nada en este mundo,
me conoces tan bien que sin quererlo
me harías tanto daño
que mi vida esta vez vería
desaparecer sin reparo.
Mujer que te tengo dentro de mí todo
y aún así no te llevo
vivo mi día y tu recuerdo ilumina
y oscurece mis quehaceres
como luz divina intermitente.
Como lo que por vos sentí
nunca más lo repetí
te extraño, aunque tu cercanía
pueda representar otra gran caída.
Existe la esencia, ahí está el amor,
tan inalcanzable como tú misma,
cual estrella matutina en la lejanía.
Te quiero decir y gritar,
que lo que quisiera tanto no será,
que puede más el miedo que el deseo,
de tenerte conmigo y no entender,
que dos mujeres somos,
pero no domables, no sumisas, no estables.
Mas bien algo locas,
la una por la otra
y sin saber que hacer,
con tanto sentimiento
y tan poco tiempo.
No volvería a tocarte, ni verte
pero daría la vida por volver a hacerlo.
Nunca te olvidaré.
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