Que no me recuerdas, dices
que olvidaste mi cara, mi cuerpo, mi ilusión.
Ya no me reconoces, insistes
el paso de los años te causan confusión.
Pero déjame recordarte
a la niña que de aprendiz hace ya mucho
a tu cama invitaste.
La chica sin experiencia, sin idea
de lo que ser una lesbiana era.
No niego que no fue a la fuerza,
más bien fue con ganas y muy dispuesta.
Cambiaste mi vida o tan sólo la orientaste,
para nunca jamás ser la misma, la niña ingenua que
en el amor a mujeres iniciaste.
Y ya después de no cruzar palabra,
de no compartir nada,
no se olvida el recuerdo
de la primera vez en la piel y el cuerpo.
Si fui un lige, un acostón o tan sólo una experiencia
no me duele, ni me molesta.
Ya yo también tuve a una niña en la cama,
fui gentil y paciente mientras me rogaba,
que la besara, que la tocara, que la iniciara,
como hace tanto, tú de la mano y llegando a mi alma,
tanto nuevo y revelador me enseñaras.
Pero, que de mí no te acuerdes,
no lo creo, lo siento y se que
a tí te dejó también una marca indeleble,
cuando a una jovencita como yo,
seduciste y quien sabe, podría ser que
tan sólo por unos instantes...amaste.