Cuando es rico decir lo que plazca, lo que salga, lo que sea.

Sin importar
quien te oiga o quien te lea.

Ser sincera, desde la clandestinidad, ahorra suceptibilidades y malos entendidos.
Las verdades y las mentiras, ofenden a
veces sin medida.

Pero si no hay agresor, tampoco puede haber agredido.


17.2.08

LA ULTIMA VEZ




Había terminado, y de mal modo. Una vez más sentía que su corazón se partía sobre sal y era bañado con jugo de limón. Una intensidad que colmaba la totalidad de su ser, la hacía temblar de pena, dolor y soledad. Su vista se nublaba en recuerdos de lo que fue y pudo ser.
La habían abandonado sin piedad, las excusas eran macabras en su contenido y significado. Su valía se había precipitado al abismo del olvido y vergüenza.
Había amado tanto, había dado tanto que al tratar de contenerse no encontraba más que una mujer en harapos, usada, lastimada…una vez más.
El sueño le huía y las noches interminables la torturaban. El grito de silencio más profundo enloquecía sus horas, con la tremenda ausencia de la mujer que la abandonó.

El alimento quemaba su boca, le era repugnante y de sabor a muerte. Su cuerpo se consumía y no había nada ni nadie que detuviera ese vertiginoso descenso, caida estrepitosa de los pocos fragmentos ensangrentados de lo que alguna vez fuera su corazón y alma. Nada le quedaba.

Mantenía el teléfono a su lado, cual apéndice de un cuerpo enfermo, inflamado y consumido. Ninguna llamada, simplemente había sido olvidada.
Pasaron los días y las semanas, sin que el tiempo por ello aliviara su situación.
Sabe que ya vive con otra. Que ni por disimulo tardó en ocupar otro lugar, otra cama.

El día fatídico llegó, una llamada a deshora y, era ella.
…”hola, ¿cómo estás? Me has hecho falta, no quise dejarte así, la culpa me está invadiendo…¿podemos hablar?...llego a tu casa.” Clic.
¿Era un sueño o una pesadilla hecha realidad? Ya ahora que de tanto llorar el cuerpo no sentía, la iba a volver a ver y, ¡en persona! ¿Quién diablos se creía? Lo que le había hecho era un crimen. Pero estaba decidido, vendría, la vería y tal vez así pueda entender su cobardía, su infidelidad, su dureza y su crueldad.

Dijo que estaría aquí a las 4pm, faltan tan sólo 5 minutos, pero así puede ser también que ni se aparezca. Podría ser otra broma sin piedad, otra jugada de su inmensa maldad.

A las 5 de la tarde tocaron a la puerta. Tenía ansiedad…o ¿miedo? Pero también sentía emoción, ilusión y…¿esperanza? No, no podía ser, pero…si se hubiese dado cuenta de su error, si desease volver a intentar, volver juntas…

Abrió la puerta y ahí estaba. Podía inhalar sin parar ese perfume que tantas veces dejó impregnado en su piel, en aquellos momentos de amor sin fin. Tenía esa mirada que conocía más de lo que aceptaba, de deseo, de cacería y de ataque.

Con voz temblorosa la invitó a pasar, no hubo contacto físico, ni un beso, un abrazo. Se sentaron una frente a la otra, pero en esquinas opuestas de la pequeña sala.

¿Qué le preguntaría, si todo se quedaba corto? Y ¿dónde encontraría la valentía de reclamarle? Pero ni una sola palabra salió de su boca, seca, muda, temblorosa. Su corazón palpitaba tanto que de su pecho una vibración la estremecía.

Esa mirada, una sonrisa peligrosa, la química ocupaba cada rincón del recinto. Los cuerpos tensos, el silencio opresor, las miradas evasivas, por fin ella habló: “Te ves bien, has bajado de peso, pero…¿estás bien?

-Si, ya me siento mejor, gracias.
-Lo siento mucho, estaba confundida, no sé qué me pasó.
-¿Sigues con ella?
-Pues si y no, es complicado, no es como tú, no me trata tan bien como tú lo hiciste, no sé.
-Entonces, ¿están viviendo juntas?
-No, si pero sólo somos amigas.
-No entiendo, ¿son amigas que viven juntas y con derechos?
-No siento nada por ella, a la que amo es a ti.
-¡Entonces quédate, dile ahora mismo que volviste a mí!
-No puedo, estoy confundida…

La furia reemplazó a la emoción y la verdad quiso aparecer de nuevo mostrando a la mujer que definitivamente no la amaba.

-Entonces, no sé qué haces aquí.
-Quería verte de nuevo, pedirte perdón y …amarte una vez más…
-¡Imposible! ¿Estás loca? ¿Quién crees que soy? ¿Un juguete o una tonta?

La miró y su expresión de pena cambió de golpe a un aplomo y seguridad totales, sonrió, posó sus manos fuertes y enérgicas, sobre sus rodillas, se inclinó un poco hacia adelante y contestó:- “Nada de eso, eres una mujer deliciosa, te deseo, te pienso, te quiero llevar a la cama”.

Su corazón por un instante dejó de latir, el cuarto se oscureció y un intenso frío recorrió todo su ser. Su cuerpo gritaba si y su mente y corazón jamás. No podía moverse, no podía responder, sólo la miraba entre horror y pasión.

Ella se levantó, lentamente, y se acercó. Tanto que sin poder evitarlo un beso cubrió su boca, un beso tierno pero posesivo, demandante y terriblemente excitante. Ella sabía hacerle perder el control. La conocía muy bien, cada punto que presionar y soltar tanta energía sexual...

No hubo un no. Se dejó llevar a la alcoba donde en segundos la ropa desapareció. No era su cuerpo, no era su mente, no le obedecían, le traicionaban como la mujer que explorando su cuerpo la enloquecía y humedecía sin compasión.

No recuerda cuantas veces alcanzó el orgasmo, cuantas veces la otra llegó. Sólo fue un sinfín de sensaciones, de gemidos, de gritos, un deseo insaciable, un dolor de alma desgarrador.

Semidormida, agotada, extasiada, sintió cuando ella de la cama se incorporó. La noche había llegado y la oscuridad sólo permitía ver siluetas sin rostro. De nuevo el silencio ocupaba la habitación y por momentos era roto al vestirse la mujer que hacía poco de nuevo el corazón le arrancó. Se puso los zapatos, sacó las lleves del carro, se acercó y un beso cortito y tembloroso en sus labios plasmó.

-¿Te vas? ¿Por qué? ¡¿Yo te amo?!
-Lo sé, pero lo nuestro no puede ser, es difícil de explicar, lo lamento, no puedo, pero siempre te amaré. Espero que algún día puedas perdonarme. Adiós.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola. Hace poco tiempo descubrí tu blog. Quiero felicitarte por tu forma de escribir. Realmente es fabulosa y tienes al lector (a mi) ansiosa de seguir leyendo tus lineas.
Gracias por recordarme tan bellos momentos en tus distintos relatos. Sigue escribiendo porfavor. Quiero tener más tiempo para poder leer todo lo que has escrito.
Un fuerte abrazo a la distancia.

A LAS MUJERES EN MI VIDA

Por ustedes he vivido, lo imaginable, inimaginable y más allá.
Sin rencor ni remordimientos, de ustedes y por ustedes me inspiro y luego escribo.
Gracias por lo bueno, y por qué no, por lo no tan bueno.
Aprendí tanto que me asombro, me embarga la emoción y sus recuerdos, de mi mente, borrarlos es tan imposible, como negar a la luna o el sol.
SIEMPRE LAS LLEVARÉ CONMIGO, EN TODO MI RECORRIDO
JAMÁS LAS OLVIDARÉ Y NADA LES REPROCHARÉ
por eso: SIEMPRETODO Y JAMASNADA.
con todo mi AMOR.