Cuando es rico decir lo que plazca, lo que salga, lo que sea.

Sin importar
quien te oiga o quien te lea.

Ser sincera, desde la clandestinidad, ahorra suceptibilidades y malos entendidos.
Las verdades y las mentiras, ofenden a
veces sin medida.

Pero si no hay agresor, tampoco puede haber agredido.


3.10.08

A MI CANCHE




Nuestro último encuentro fue a la orilla del mar.
Nunca olvidaré ese punto sin retorno, donde era imposible olvidar.
Fue una chica maravillosa, con quien me convertí en la mujer que hoy soy.
Cambió mis esquemas, mi forma de ver la vida, de sentirla, de vivirla.
Era y de seguro sigue siendo bella, jovial, amable y muy aventurera.
Me atrajo desde que la vi por primera vez.
No fue un encuentro común, pareció más como si hubiese estado escrito en el libro de nuestras vidas.
Tiene unos ojos que hipnotizaban, tan claros como su mismísimo interior.
Le dio más de una vuelta a mi mundo, mis sentimientos, mi cuerpo y me cautivó.
Pero las cosas a veces no funcionan, en este caso no por ella, o por ella pero más que todo por mí.
Veo atrás y me observo, cómo con mis caprichos, arranques de ira, pataletas, celos e inmensa inseguridad, lo arruiné todo, gota a gota, sin opción a la reparación.
Se fue y yo quedé transformada en la mujer que posiblemente le hubiera amado mejor, pero no volvió.
Que si sentí que la vida se me escurría entre llanto, dolor y cobardía, así fue.
No pensé posible superar una pérdida tan grande, cuando apenas y empezaba yo a madurar.
Luego de un tiempo prudencial, nos volvimos a ver, a la orilla del mar.
Lejos del bullicio y a solas para hablar y no reclamar.
Lejos de lugares conocidos, personas conocidas, comida y costumbres conocidas.
Fue un paraje en el paraíso, pero para decir un adiós final.
Una forma de quedar en paz con cada una y las dos, aunque no volveríamos a cruzar caminos, nunca jamás.
Te recuerdo mujer maravillosa, la que me hizo y formó como la mujer que soy.
Me disculpo por no haberte valorado y amado, como y tanto lo que ahora llena sin dejar espacio en mi corazón.
Te deseo larga vida, salud, alegría y amor.
Te amo aún vida mía, por favor, perdón.



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A LAS MUJERES EN MI VIDA

Por ustedes he vivido, lo imaginable, inimaginable y más allá.
Sin rencor ni remordimientos, de ustedes y por ustedes me inspiro y luego escribo.
Gracias por lo bueno, y por qué no, por lo no tan bueno.
Aprendí tanto que me asombro, me embarga la emoción y sus recuerdos, de mi mente, borrarlos es tan imposible, como negar a la luna o el sol.
SIEMPRE LAS LLEVARÉ CONMIGO, EN TODO MI RECORRIDO
JAMÁS LAS OLVIDARÉ Y NADA LES REPROCHARÉ
por eso: SIEMPRETODO Y JAMASNADA.
con todo mi AMOR.